Un estreno muy prometedor

Un sentimiento agridulce se ha instalado durante la primera semana de la implementación del tope al precio del gas natural en la subasta del mercado mayorista de electricidad, ya que la ola de calor ha subido la demanda energética varios puntos, por lo que ya no es tan visible esta bajada. Pero, sin el componente de la ola de calor, ¿podemos decir que ha habido una bajada de precios?

argelia ruptura
El tope del gas se creó para bajar la factura de la luz.

Si atendemos a los resultados del primer día del famoso tope del gas, podemos decir sí rotundamente. Durante el miércoles 15 de junio los precios para los clientes del mercado regulado que han contratado la tarifa PVPC (Precio voluntario para el pequeño consumidor) bajaron hasta un 22,6%, cifra que si trasladamos en dinero supone un montante de 49 euros. Nada mal para un estreno. Este fue el primer efecto de la llamada «excepción ibérica».

De esta forma el precio de la luz pasó de los 214 euros por MWh a los 165 euros por MWh, tal y como se reflejó en los resultados del OMIE ( Operador del Mercado Ibérico de Energía). Aunque a este precio hay que sumarle la compensación que se debe pagar a las eléctricas por la pérdida del coste de oportunidad a causa del tope del gas, se puede inferir que por el momento los consumidores se han ahorrado diez euros netos si lo comparamos con la situación producida en el caso de que no existiera este tope. Una predicción menor de la que el Gobierno esperaba.

El tope del gas es una medida implementada por el Gobierno de coalición y pactada con la Unión Europea para establecer un límite al precio del gas natural en la subasta del mercado eléctrico con el fin de bajar el alto precio de la luz de hoy en día.

Entonces, si la medida consiguió bajar el precio de la luz, ¿por qué no estamos brindando con cava? Solo un día después el precio de la luz ha vuelto ha subir con celeridad. ¿Qué es lo que está sucediendo? Aunque existe mucho ruido en los medios alienados, vamos a intentar hablar de este tema con criterio y propiedad como siempre hacemos en Companias-de-luz.com.

La ola de calor se ha llevado los planes por delante

Una ola de calor es un fenómeno meteorológico de al menos tres días seguidos en que como mínimo el 10 % de las estaciones destinadas a ello registran temperaturas máximas por encima del 95 % de la serie de temperaturas máximas diarias de los meses de verano de entre los años 70 y el inicio del siglo XIX.  Siguiendo esta definición, podemos decir que efectivamente Europa está viviendo una ola de calor.

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El precio de la luz sigue subiendo pese al tope de la luz.

Y si nuestros vecinos europeos la sienten, en España puede ser de proporciones enormes. Las temperaturas se han incrementado entre 5 y 7 grados, alcanzando los 48 grados centígrados de máxima en algunos puntos de España, lo que también ha sido un caldo de cultivo que ha multiplicado los incendios forestales. Todo esto lógicamente ha acabado provocando que los consumidores utilicen más el aire acondicionado para poder aclimatar su casa y, como consecuencia, la demanda eléctrica se ha disparado. Concretamente la demanda energética ha subido un 30%.

¿Y qué sucede cuando la demanda eléctrica se dispara y además por una ola de calor no hay viento? Que se dispara también la generación de electricidad mediante gas natural, por lo que suben los precios de la luz. Pero, ¿no iba el tope del gas impedir que los precios de esta materia prima subieran más todavía? El problema es que cuanto más gas natural se usa para crear energía más grande es la compensación que se debe pagar a las compañías de luz por la diferencia entre el precio regulado y el de mercado.

¿Cómo funciona el mercado eléctrico?

El mercado eléctrico es un mercado mayorista de tipo marginalista. Esto significa que la última energía en cubrir la demanda de energía y casar demanda con oferta es la que marca el precio de todas las demás. Por ejemplo, si vamos a un bar y pedimos un zumo y una botella de champagne, en la cuenta pagaremos el zumo al precio de la botella de champagne. Desde la asociación de consumidores Facua y la presidenta de la Comisión Europea coinciden en que este sistema ya no funciona.

Entonces, ¿esto significa que la medida tomada por el Gobierno no funciona? Esta afirmación tiene trampa ya que se están comparando dos precios de la luz que en realidad no tienen mucho que ver. A continuación vamos a explicar donde está el truco y por qué podemos afirmar que el tope del gas sí está funcionando.

España controla la subida de precios mejor que Europa

Desde que ha empezado la ola de calor la demanda energética ha subido y esto se ha producido de un día para otro. Solo desde el martes al miércoles la demanda energética ha aumentado, por lo que para suplir la necesidad de electricidad se ha tenido que comprar más gas natural. Por lo que en realidad la diferencia entre el primer día del tope del gas y los siguientes son difícilmente comparables ya que no tuvieron el mismo aporte de gas.

red eléctrica española
El Gobierno confía en que el tope de gas surtirá efecto.

Tal y como explican los expertos, si comparamos el precio de la luz con el que se hubiera pagado sin contar con el tope del gas, sí podemos observar una diferencia de 70 euros en el precio, aunque esta cantidad debería tener en cuenta como hemos comentado la compensación que se paga a las eléctricas. Desde el Ministerio de Transición Ecológica afirman que «es capital dar tiempo a que esto se vaya asentando para hacer una valoración de conjunto y ver cómo se comportan las empresas y el mercado y, si es necesario, introducir medidas adicionales. Pero no quemar de antemano los inicios de este mecanismo«.

El Gobierno espera que cuando la demanda de electricidad generada mediante gas descienda, y para ello es necesario el fin de la ola de calor, la medida para poner un precio límite al gas tendrá efecto y los consumidores podrán verse beneficiados de una bajada del precio de la luz.

Concatenación de los hechos

Hace ya más de un año el precio de la luz no para de subir. Esto se relacionó inmediatamente con el precio del gas que se incrementaba en una curva casi vertical. Las causas de esto fueron discutidas. Algunos decían que se trataba de la resaca de la pandemia, ya que el desbarajuste creado entre demanda y oferta hizo que no hubiera suficiente gas para todas y todos.

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Los mercados no dan tregua a la población.

Las restricciones habrían perjudicado a la oferta y el rápido aumento de la demanda tras la recuperación económica y el incremento de demanda interna de los países exportadores, así también como de China, hizo que Europa tuviera que pagar el gas mucho más caro. Por el camino la CNMC (Comisión Nacional del Mercado y la Competencia) trató de electrificar a la sociedad con la introducción de los tres periodos en la tarifa PVPC que en realidad ya existían en las tarifas de vehículo elécrico.

La mayoría de los medios de comunicación atribuyeron a este nuevo sistema la capacidad de subir el precio de la luz de una forma errónea. Nada más lejos de la realidad. Una vez el MWh ya había pasado de los 100 euros, el Gobierno de coalición acordó reducir el Impuesto sobre el Valor Añadido que el anterior Ejecutivo había subido hasta el 21% y lo dejó en el 10% y además suprimió el impuesto sobre la electricidad. Esto no frenó la especulación, ya que aunque el gas natural no marcará el precio durante ciertas horas, la energía hidráulica se vendía a más de 100 euros el MWh, aprovechando el coste de oportunidad.

Todo esto ha dado como resultado que las tres principales compañías eléctricas, Endesa, Iberdrola y Naturgy hayan tenido en 2021 beneficios récord, con un total de 6.534 millones de euros mientras las familias pagan cada vez más en su factura de la luz y además del Estado ha dejado de recaudar para poder reinvertirlo en Sanidad, Educación o pensiones.

Por esta razón, el Gobierno decidió atajar el problema de raíz y limitar el precio del gas pero había un impedimento para ello. La Unión Europea es quien controla el sistema de los mercados eléctricos. Así que tras argumentar que la Península Ibérica tenía derecho a condiciones especiales dadas sus circunstancias únicas como isla energética, consiguió esta «excepcionalidad ibérica». ¿Funcionará este límite al gas tras la ola de calor? Os seguiremos contando.

 

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